Aunque llevo todo el verano con pruebas y ya he escrito varios post, hoy lanzo “formalmente” mi blog personal. Es algo que tenía pendiente desde hace varios años pero, por diversas circunstancias, nunca fue el momento. Como primer post formal le he pedido a amigo Enrique Dans que me escriba unos párrafos. El motivo para que sea él quien inaugure este blog es muy sencillo: él es en parte el “culpable” ya que fue quien primero me sugirió, hace ya más de 10 años, empezar esta aventura. Quizás un poco tarde pero ya sabéis el dicho. Por eso agradezco enormemente a Enrique estas palabras que de algún hacen las veces de “alternativa” como los toreros.

Sin más estas son sus palabras. ¡Un millón de gracias amigo!

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Hace ya más de diez años, decidí empezar un blog personal. La razón era sencilla: día a día, me iba dando cuenta de que muchas de las cosas interesantes que leía en la preparación diaria de mis clases y en mis tareas de investigación ya no estaban en medios tradicionales, sino que aparecían en esa nueva herramienta que permitía a cualquiera compartir fácilmente lo que quisiera, eliminando la barrera del acceso a herramientas de publicación. Básicamente, empecé un blog porque consideraba –y sigo considerando– que parte de mi responsabilidad como profesor es tratar de probar y explorar aquello de lo que posteriormente hablo en mis clases y conferencias.

El caso es que funcionó. Mi blog fue evolucionando y hoy no se parece demasiado al que hacía entonces, pero en todo momento puedo decir que ha funcionado en muchos sentidos. Buscar un tema para escribir me sirve para tener un incentivo para revisar la actualidad tecnológica, algo crucial en mi desarrollo profesional. Publicarlo con regularidad me ha permitido alcanzar un nivel de llegada y de influencia que nunca pensé que llegaría a tener. Y sobre todo, me ha posibilitado contar con un enriquecimiento constante de las ideas que avanzo en él gracias a la participación de un buen número de personas interesadas en los mismos temas que, con sus reacciones, me ayudan a corregir mensajes, a pulirlos, o a suplementarlos con otras fuentes cuando es necesario. Sin duda, mi blog supone uno de los elementos más importantes de mi vida profesional.

Diez años después, tener un blog personal es algo mucho más habitual, menos sorprendente. En su momento, me beneficié claramente del hecho de tener uno de los primeros blogs que publicaban análisis de noticias tecnológicas en español con cierta regularidad. Ahora, ese beneficio, ese cierto «efecto pionero», ya no existe. Sin embargo, mi impresión es que empezar un blog personal sigue teniendo muchísimo sentido, que puede contribuir mucho a muchas cosas, y que lo fundamental –y probablemente lo más complicado– es alinearlo cuidadosamente con ellas. Que no se trata de «hacerse famoso» o de «demostrar cuánto se sabe», sino de compartir. De compartir lo que se sabe y lo que se aprende, siendo consciente de que prácticamente siempre hay alguien ahí fuera que sabe más que uno sobre ese tema. Y lo mejor que te puede pasar es que ese alguien venga a tu página y te lo cuente.

El blog personal funciona a pesar de que muchos de los que lo intentan terminan por abandonarlo y prefieren compartir ideas en esas redes sociales en las que nada es borrado pero todo se entierra en la más gris de las intrascendencias. El blog personal sirve para que se sepa lo que haces, para que las cosas que hiciste no se pierdan si existía algo interesante en ellas que las hiciese merecedoras de un enlace, para que, de alguna manera, contribuyan a edificar un conocimiento colectivo cimentado en las personas, en quiénes somos y en los infinitos condicionantes de lo que hacemos. Para que muchos de los que te lean sientan que, de algún modo, te conocen, y que siguen ahí porque conociéndote, les interesa lo que tienes que contar.

Un blog personal, bien hecho, funciona. Funciona para muchas cosas. Es obviamente muy pronto para saber si esta página que empieza mi compañero y amigo va a funcionar, o si dentro de un cierto tiempo nos encontraremos un «hola mundo», diez entradas mal contadas y una serie de prolongados hiatos. Pero es decididamente positivo entender las inquietudes que le llevan a intentarlo. Porque, sin ninguna duda, tiene mucho y muy bueno que contar.

Nos leemos…

 

Sobre Enrique Dans

Enrique DansLicenciado en Ciencias Biológicas por la Universidad de Santiago de Compostela, MBA en IE Business School, Doctorado en Sistemas de la Información por UCLA y Postdoctorado en Harvard Business School, Enrique Dans es una de las personalidades más influyentes en España en el ámbito de la comunicación, las nuevas tecnologías y los negocios. Profesor de Sistemas de Información en IE Business School desde 1990, asesor de grandes compañías y startups, combina estas tareas con una intensa labor divulgativa e investigadora enfocada principalmente a analizar los efectos de la tecnología en las personas, las empresas y la sociedad en su conjunto.

Es miembro de prestigiosos comités científicos como el Harvard Deusto Marketing & Ventas, y de consejos editoriales como el de la Revista de Empresa (Iberoamerican Academy of Management and Instituto de Empresa), el Electronic Journal for Business Research Methods (EJBRM) o TELOS (Cuadernos de Comunicación e Innovación de Telefónica), entre otros. Asimismo lleva más de dos décadas dedicado a la consultoria y asesoramiento de empresas en el área de Sistemas y Tecnologías de la Información.

Inició su blog personal en el año 2003.