Según el diccionario de la RAE, innovación es la creación o modificación de un producto y su introducción en el mercado. Esta definición parece que olvida los procesos de producción. Una innovación puede producirse en un proceso productivo aunque el producto final sea idéntico. En este sentido J Schumpeter fue el primer economista que introdujo el concepto de la innovación como cambio en la función de producción que se produce cuando los factores productivos se combinan de distinto modo, más eficientemente, consiguiendo el mismo o mejor resultado. Según este prestigioso autor éste es realmente el mecanismo que facilita el crecimiento económico y la mejora de la calidad de vida de los ciudadanos.
Solemos decir que se ha producido una invención o una mejora tecnológica cuando se desarrolla una de estas nuevas funciones de producción innovadora. Y solemos denominar a quienes la idean inventores y emprendedores a quien las pone en marcha cambiando las reglas de negocio existentes.
Puede parecer que estamos hablando sólo de procesos industriales, de fabricación de máquinas o gadgets diversos. ¡Ni mucho menos! Los procesos de invención, innovación y emprendimiento afectan a cualquier actividad económica y desde luego lo hace a los servicios y productos tan intangibles como la información o la formación.
Llegamos a otro punto clave ¿Qué es un emprendedor? ¿Es lo mismo emprendedor que empresario? Si nos atenemos a la semántica, ya podemos encontrar una importante diferencia: emprendedor es un adjetivo y empresario un sustantivo. Según el diccionario de la RAE emprendedor es aquel “que emprende con resolución acciones dificultosas o azarosas” y empresario como “Titular propietario o directivo de una industria negocio o empresa” ¡La diferencia es notable! Emprendedor es una actitud ante la vida y el riesgo empresarial mientras que empresario es una profesión que puede ser ejercida o no por una persona con carácter emprendedor. De hecho muchos empresarios no son emprendedores y muchísimos emprendedores no son empresarios, al menos de forma permanente. Seguro que tú también conoces varios ejemplos de ambos casos.
Puesto que adoptar un nuevo proceso de producción o desarrollar nuevos productos o servicios supone un importante riesgo para el que decide correr la “aventura” denominamos emprendedor a aquel empresario que se lanza a poner en marcha y convertir en realidad económica el fruto de una innovación o invención propia o de un tercero. Cuando la empresa es de nueva creación la llamamos start up. El proceso de emprender es azaroso, depende de múltiples factores impredecibles y es en consecuencia, casi imposible de planificar con detalle esperando que se cumpla un guión preestablecido con precisión germánica. Ninguna start up cumple su Plan de Negocio ¡Casi nunca si quiera se aproxima a lo previsto inicialmente al cabo de apenas un par de años de la planificación inicial! Es claro que el emprendedor debe tener un carácter especial: ser inasequible al desaliento, extraordinariamente optimista, luchador y, sobre todo, un gran líder para arrastrar tras él a todo el entorno: socios, empleados, colaboradores, proveedores y, sobre todo, inversores. El emprendedor tiene que tomar muchas veces decisiones difíciles, muy arriesgadas y, en ocasiones, dolorosas. Es, sin duda, ésta la capacidad más necesaria para un emprendedor: la toma de decisiones. Tomarlas a tiempo y seguir jugando “la partida”. ¿Acertar siempre? Eso es simplemente imposible. Un emprendedor no aspira siquiera a no fallar pero sí a detectar rápido sus errores para explotar al máximo sus aciertos y a rectificar cuanto antes sus “patinazos”. Es por este motivo que un emprendedor nunca despreciará el error, el fallo lo entiende como paso inevitable dentro del proceso de creación. ¿Cuántos prototipos fallidos creéis que tuvo que hacer Edison antes de lograr la primera bombilla incandescente comercialmente viable?
De este modo, como el gran Schumpeter nos hizo ver, la economía avanza. Se producen mejores productos que se pueden vender más baratos porque se producen de forma más eficiente. En ese proceso, los más dinámicos y dispuestos a correr riesgos progresan social y económicamente en detrimento de los más inmovilistas y conservadores. Los emprendedores son la adrenalina de la economía. No necesitan muchas ayudas pero desde luego ayuda mucho el que les faciliten las cosas y para ello, un primer paso imprescindible es que reciban el reconocimiento social que merecen. Una importante asignatura aún pendiente en la cultura española…
“Los que piensan que algo es imposible no deberían molestar a los que están tratando de hacerlo posible” Thomas A. Edison
https://www.escuelapedia.com/thomas-edison-y-la-lampara-incandescente/