La semana pasada, viendo un reality de esos de cocina, el presentador dijo una frase que se me quedó grabada porque ya le he oído unas cuantas veces:
“Este es el típico caso de dos socios que no saben lo que hacer y deciden montar un restaurante, pero para sacar un restaurante adelante hay que saber qué se tiene entre manos”.
A lo largo de mi carrera profesional, he oído esta afirmación en múltiples ocasiones referida a empresas de limpieza o servicios y, por supuesto, a bares y restaurantes. Personas que recibían su liquidación y decidían montar un negocio que desconocían y en el cual fundían sus ahorros y esperanzas con una probabilidad de éxito inferior al 1%. Pues bien, la última moda, ya que no hay dinero ni de las liquidaciones, lo que se oye y se anima es a montar una startup y, además, como te dejan el dinero, pues no hace falta ni que dispongas de fondos propios. Que conste que pongo en un altar a cualquiera que lo intente, pero nada más lejos de la realidad.
En este último año de colaboración con la aceleradora Top Seeds Lab y, de manera independiente como consultor, para algunos proyectos de mentorización por la empresa Lonesome Digital, compañía del propietario de este blog, he podido sacar algunas conclusiones que para los que estamos inmersos en el sector son más que claras y que voy a exponer de forma breve.
Para montar una startup hace falta dinero, salvo milagro. Hay un término que se llama burn rate y que define la cantidad de dinero que vas a necesitar cada día antes de llegar a tener un negocio sostenible. Y ese dinero tiene que salir de algún lado.
Además de eso, los teóricos han definido en la vida de las startups un periodo llamado “valle de la muerte”, durante el cual, la startup tiene que quemar dinero para validar su modelo de negocio, sin ni siquiera tener ingresos o un producto más o menos definido con el que salir al mercado.
Para seguir avanzando y acercarnos a los VC (venture capital o capital de riesgo), primero has pasado por pedir y gastar tu dinero, el de tus allegados que confiaron en ti y en tus ideas (Las llamadas FFF, Family, Friends and Fools) y hasta el de algún business angel que, por alguna extraña razón, creyó en tu business plan. Ojo que este dinero no es gratuito, es siempre a cambio de ceder porcentaje de nuestro negocio y meter un socio en nuestro consejo de administración, algo que suena horrible (notarias, papeles y más papeles)
Todo este proceso se ha profesionalizado de una manera muy rápida en cuestión de dos años, y si antes se podía hablar de que un Power Point podía levantar capital en las primeras rondas, hoy por hoy hace falta llevar la lección bien aprendida y demostrar mucho más. Incluso ENISA (Empresa Nacional de Innovación), que acaba de abrir recientemente otro programa de 98 millones de inversión para el 2014, ha endurecido sus condiciones para obtener estos estupendos préstamos participativos, que tan buen resultado están dando a la hora de hacer emprendimiento. Ahora queda la segunda parte, que es ver cuánto de lo prestado es retornado, pero eso es otra guerra que no viene al caso, no en vano es inversión de alto riesgo.
Hoy, si de verdad queremos intentar levantar fondos para nuestra startup, es imprescindible que tengamos, al margen de un buen proyecto que evidentemente es de lo más importante sumado a un buen equipo humano, una serie de documentos desarrollados para no hacer perder el tiempo a los inversores y para que otros proyectos que si los tienen desarrollados, no nos tomen la delantera en la lucha por los fondos que cada año se destinan al capital riesgo en España y que, según leo en notica de Expansión de la semana pasada, cada vez son más escasos.
Son imprescindibles documentos como un one page, un investor desk, un pitch de diferentes minutos de duración bien elaborado… Por supuesto, necesitamos un business plan donde los conceptos CAC (Coste de Adquisición de Cliente) y LTV (Lifetime value/ Tiempo de vida del cliente) queden claramente definidos. No hablaré de ellos ya que están muy explicados en este blog. También debemos poder mostrar el número de clientes activos, el tamaño del mercado objetivo al que nos dirigimos, la competencia que tenemos y un largo etcétera en el que podría seguir escribiendo muchas páginas. Finalmente, no podemos olvidar una valoración razonable de nuestra compañía en función del momento de la misma, es decir, si tiene o no validado el modelo de negocio, etc. (más te vale si buscas financiación profesional).
En fin y como conclusión, que más vale ir con los deberes bien hechos si no queremos desaprovechar nuestras oportunidades, porque la competencia, gracias al buen hacer de aceleradoras y la experiencia de grandes profesionales está mejorando y el dinero y el tiempo de los inversores es finito, así como el time to market de muchos de los proyectos.
Gracias por el comentario Vicente. Previsible o no, el camino es complicado. Pero gratificante para el que decide recorrerlo. Por lo menos en experiencias. Y si la planificación financiera crucial.
Un saludo.