Hace algunas semanas, hablaba de la figura del web optimizer como una de las profesiones de futuro, de un futuro muy próximo. Pero no es la única. Hay otras tareas que considero que el mercado online irá demandado cada vez más como es el caso de growth hacking.
El growth hacking (sí, un nuevo término para sumar a la interminable y cambiante lista de neologismos digito-marketinianos) es un conjunto de técnicas y prácticas encaminadas a optimizar y acelerar el crecimiento del número de usuarios y registros con el consiguiente fin de aumentar el conocimiento y las ventas de una marca o producto. Es una estrategia perfecta para startups ya que compensa presupuestos reducidos con grandes dosis de creatividad y originalidad. Aun así, su creciente efectividad ha hecho que gigantes como Facebook, Twitter, LinkedIn o Dropbox recurran a ella.
Pero, ¿en qué consiste exactamente? Un ejemplo muy claro lo tenemos en Dropbox. Cada vez que invitamos a alguien, ganamos capacidad de almacenamiento y la compañía un nuevo contacto susceptible de suscribirse a la plataforma o de ser prescriptor de la misma. Un sistema parecido es el que utilizan las webs de descuentos tipo Groupon o Letsbonus que bonifican al usuario cuando este recomienda a otro. Otra estrategia bastante habitual está en plataformas pedagógicas o con vídeos informativos que nos dejan ver un fragmento pero que, si queremos ver el contenido completo, debemos proporcionar nuestro email. Cuando nos hacemos fans de una página en FB incentivados por alcanzar un premio, eso también es growth hacking.
Sean Ellis acuñó el término growth hacker en 2010, a través de un post en su blog titulado “Encuentra un growth hacker para tu startup”, en el que explicaba las características y las tareas de este profesional. En octubre de 2012 se celebró la primera edición de la Growth Hackers Conference en San Francisco y ya van tres. Además, se ha creado un canal online específico sobre este asunto en el que los pioneros en la materia comparten sus experiencias… Y el aumento de búsquedas en Google Trends desde 2012 no deja lugar a dudas de que se trata de un término en alza.
¿Qué se necesita para ser growth hacker? Debe ser un profesional creativo pero con mente analítica, experto en métricas de redes sociales, rendimiento web, SEO, marketing de contenidos, email marketing… Ha de tener conocimientos de software o ser informático o ingeniero de Telecomunicaciones y debe ser capaz de buscar alternativas de bajo presupuesto a las costosísimas campañas de publicidad tradicionales. En definitiva, debe tener un amplio manejo de todas aquellas estrategias encaminadas a lograr registros de un modo rápido para encaminarlos a la conversión. Para tener éxito como growth hacker, debes ser una persona totalmente orientada al resultado junto con una gran capacidad para empatizar con su público objetivo y buscar fórmulas de conexión entre estos y la empresa.
No se trata por tanto, de pedir un gran presupuesto y gastarlo a través de una agencia, sino de buscar medios menos convencionales y combinarlos con los más tradicionales de captación basados en performance marketing. Se trata de medir todo el proceso hasta la conversión perdiendo peso los objetivos intermedios como las visitas o generación de leads. El objetivo es captar clientes rápido, con gran volumen y con un coste de captación que no supere al valor del cliente.
Sin duda muchos se pueden ver reflejados en estas tareas y responsabilidades. ¿Qué hay de nuevo entonces? Desde mi punto de vista, es la visión integral y la simplificación a lo básico de las exigencias a este tipo de profesional lo que marca la diferencia. Al tradicional responsable de captación le solían trasladar un presupuesto y un objetivo de ventas junto con una serie de objetivos de variables intermedias como: determinado porcentaje de tasa de conversión, determinado número de registros, etc. Todo esto lleva a una cierta rigidez en los planteamientos que este tipo de profesionales puede y debe hacer para conseguir sus objetivos. El growth hacker está dotado de mucha más libertad, pero también de más responsabilidad. Debe buscarse la vida para que el proyecto logre un determinado ritmo de desarrollo según lo establecido en el business plan, logrando incrementar la cifra de negocio y la base de clientes de forma agresiva y con bajos presupuestos. Aúna tareas tradicionalmente separadas como el marketing de resultados, el SEO, el SEM, las redes sociales y las campañas de relaciones públicas o la política promocional y las relaciones estratégicas con los partners.
Bien visto, este modelo de organización es mucho más lógico y hace la labor del profesional más creativa e interesante pero también más comprometida y retadora.
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